Caminando por la larga ciudad de mis pensamientos, he observado que hay más de una calle y alguna que otra avenida, por las que han estado transitando millones de imágenes y palabras, durante toda mi vida.
En algún momento había instalado un semáforo que detuviera en rojo aquellos malos deseos que provocarían todo lo negativo en mí, y parece que en alguna ocasión, aquel había dejado de funcionar y por algún tiempo anduvieron vagando libremente por toda la ciudad. Sin embargo, los buenos deseos, siempre tuvieron vía libre, porque la luz verde permaneció siempre así. Esos, eran siempre bien recibidos por todos los habitantes de la ciudad.
En esta ciudad, observé que había una prisión, que retenía todos los recuerdos de mi vida. Sé que había algunos de ellos, que decían ser inocentes, y que injustamente fueron llevados ahí, y solicitaban su pronta liberación. Pero, ellos debían ser revisados caso por caso, porque siempre algún mal recuerdo deseaba colarse y salir a dañar. Esos malos recuerdos eran mejor mantenerlos bajo llaves para su pronta eliminación.
Lo que más me gusto de este recorrido, fue encontrar lugares alegres, que había construido durante toda mi vida, desde un inmenso mar de conocimiento hasta ríos de abundante creatividad, y cascadas de ricas emociones. Pero, había detectado que por alguna razón desconocida, muy pocas veces había visitado estos lugares para aprovechar sus cristalinas aguas del saber y del quehacer.
Finalmente, llegué hasta un lugar lúgubre y triste, al que había solo desolación, oscuridad y sepulcros, ocasionados por las múltiples veces que sin pensarlo, envenené esas extensas áreas, con alcohol, nicotina y monóxido de carbono. Realmente me sentí avergonzado y desconsolado, que algunas lágrimas brotaron de mis ojos. Pero aún sabía que había una esperanza para detener aquello, y evitar su completa destrucción. Por ello me sentí responsable y alentado a actuar.
Mi visita por mi cerebro fue tan aliciente como conmovedor, y lo que más me alegro, ¿sabes? es ver que tú transitaste por mis pensamientos, siempre en luz verde, que los mejores recuerdos contigo, jamás los aprisione sino que anduvieron en total libertad, y me motivaste a utilizar mis recursos creativos y a extender mis conocimientos, pero sobre todo, a evitar que parte de mi desapareciera. Por eso siempre serás la habitante que mi mente mantendrá con los brazos abiertos por toda la eternidad.
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